Ahora que apenas queda ya un mes para LA noche creo que es el momento de introducir este post que llevo largos meses queriendo poner. Pertenece, desde luego, a la serie "traumas infantiles" y todos sabemos por qué...
Era yo una tierna niña impresionable y asustadiza cuando cayó en mis manos un cuentecillo con un dibujo en la portada de una especie de ángel o niña alada. Era un cuento húngaro que había pertenecido a mi madre de niña y que se publicaba bajo el epígraje "Cuentos ilustrados para niños" (qué huevos).
Pues bien... es el cuento que más me ha traumatizado en mi vida, más incluso que Pinocho (qué horror cuando se lo llevan a la isla), Bambi (viendo desangrarse a su madre), Alicia (cayendo por un abismo a un mundo de pesadilla)... pero ¿por qué los adultos quieren destruir a sus hijos contándoles esos terribles cuentos?.
El caso es que yo debería haber sospechado algo nada más ver la portada de Marmolillo... ¡la angelical niña está atravesada de atrás hacia delante por una espada!.
Argumento: La dulce niñita protagonista del cuento colecciona lepidópteros, cruel a la par que instructiva actividad en la que papá también nos introdujo de pequeños (y gracias a la que conocíamos todas las especies de mariposas que volaban por la sierra de Madrid). Una noche, un tío barbudo vestido como de gnomo entra por su ventana, la secuestra de su camita y se la lleva a un lugar donde le pincha en la espalda dos enormes alas de mariposa y finalmente la atraviesa con un enorme pincho y la deja clavada en una pared donde hay muchos niños también atravesados... allí va muriendo lentamente mientras se arrepiente de haber cazado mariposas porque ahora sabe qué se siente al morir atravesado (dibujo final con profusión de sangre)...
La conclusión del cuento es que todo ha sido un sueño de la niña y... moraleja: no hagas a esos pequeños seres lo que no quieras que te hagan a ti. Hala y se quedan tan contentos...
Y aquí llegamos al punto crítico: si no digo yo que esté mal que los cuentos tengan moraleja... pero, hombre, sin masacrar el tierno cerebrito de un niño.
¡Qué pesadillas tuve! En una de ellas un tiparraco enorme llegaba a casa y decía que yo tenía que morir. Toda la familia, incluidos mis padres, lo aceptaban con resignada actitud y se dirigían a la salita donde me sentaban en una silla (entonces tapizadas de verde, lo veo en mi sueño todavía) y el verdugo aquél se disponía a matarme con una especie de inyección letal...
Y encima el dichoso cuento había perdido la última página, de manera que eso de que era un sueño solo lo supe varios años después... ¡¡¡toda mi infancia pensando que iba a aparecer aquel señor barbudo por la ventana!!!.
He buscado el cuento por internet y conseguí una copia hace unos años, pero pocas referencias pueden encontrarse. Yo creo que debe estar prohibido por la salud mental de la población infantil. Sí que encontré un post de alguien que también estaba traumatizado por el mismo cuento.
Pero bueno, tanto trauma al menos ha servido para ago: llevamos mucho tiempo pensando en un corto inspirado en "Marmolillo" (que encima era el nombre de la niña... pobre niña, qué crueldad de padres que le ponen un nombre horrible y señores barbudos acosándola en horas nocturnas... no es vida), corto que sería con tintes mozartianos y decadentes. El guión anda medio escrito. Habria que rodarlo antes de que el siniestro cuentecillo caiga en manos de Tim Burton, porque seguro que entraría en éxtasis... aquí os dejo un look marmolillense.
Y con esto os dejo preparando disfraces, ambientación, guiones, atrezzo, story-boards y recetas culinarias... ¡que no queda nada!
Queen of Hearts