Antes de todo he de decir que el primer post de la serie "traumas infantiles" lo iba a escribir Elena (no os digo sobre qué) y resulta que al final no ha podido porque tenía que buscar imágenes en la red, estaba sola y al ver la primera imagen se ha acondriao... es que un trauma es un trauma. A ver si lo supera justo lo suficiente como para escribir sobre él.
Uno de los relatos que me marcaron en la infancia fue "La muñeca de la modista", relato de Agatha Christie (The dressmaker's doll) que nos contaba papá cuando le pedíamos un cuento de miedo... Y puede parecer que el relato es un tanto simple, pero os aseguro que el oirlo a media luz y a media voz contado por tu padre cuando estábamos expectantes de oir un relato terrorífico era lo que creaba el ambiente.... no nos atrevíamos después ni a levantarnos de la silla.
Bueno, pues el relato iba de una muñeca un tanto "movidilla" a la que nadie veía moverse pero que, de hecho, nunca estaba en el mismo lugar en el que la dejaban. Iba de la repisa de la chimenea al silloncito o aparecía detrás de la puerta. Al final acababa lanzada por la ventana (demasiado habían aguantado, yo creo que la hubiera tirado a la primera) y recogida por una niña que les decía que ella la quería y que no se la iba a devolver porque la modista y sus compañeras la odiaban, ya que la habían tirado por la ventana. Lo único que quería la pobre muñequita era alguien que la quisiera (claro que... a saber, porque el relato acababa antes de conocer si la muñeca masacraba finalmente a la niña). Ahí va el link.
Lo cierto es que la idea de los muñecos vivos es aterradora para un niño (y para un adulto). A veces están tan bien hechos y se les personaliza tanto en los juegos que ¿por qué no iban a estar vivos?. Esta idea se ha aprovechado mucho en las pelis de terror porque al que más o al que menos los muñecos le dan como reparo, sobre todo los de ventrilocuo. ¿Y los payasos?. Anda que no dan mal rollo...
Además, ¿quien sabe qué hacen los muñecos en nuestra habitación mientras dormimos?. Me acuerdo que cuando era pequeña un día entró Andrés en mi habitación, se quedó parado mucho rato mirando todos los muñecos que tenía puestos en la estantería y luego me miró muy serio y me dijo ¿no te da miedo dormir con tantos ojos observándote?. Pues sí, a partir de entonces a veces tenía la sensación de que realmente me miraban y acababa tapándolos con algo.
Después, incluso de mayor, tenía una pesadilla recurrente: tenía un muñeco en mis manos y yo veía que movía los ojos o la boca pero nadie más parecía advertirlo...
En fin, supongo que fueron los efectos de "the dressmaker's doll" a la que yo me imaginaba más o menos así:
A pesar de todo, las muñecas siempre me gustarán. Buscando muñecos en la red he encontrado unas muñecas realmente preciosas ¡a Cris le van a encantar!. Son las Dolfies (de doll y figure), muñecas japonesas muy personalizadas ¡hasta me he encontrado con la muñeca de Elena!. Mirad.
¿Y qué decir de las muñecas Blythe?. Mirad la gótica.
Ojo al detalle del bolso.
Preciosas... y con su puntito terrorífico.
Queen of Hearts
Gracias por ese parecido!!Me siento halagada jiji
ResponderEliminarPrometo meter muy pronto mi trauma!!
A mi tambien me dan mucho miedo los muñecos especialmente el muñeco de payaso que ahora esta en el piso de mi abuela,un dia movio los ojos y me miro!!imaginaciones mias...realidad??quien sabe..yo lo unico que se,es que lo lanze volando de una patada y nunca mas volvio a pisar mi habitacion ¡por eso esta en casa de mi abuela!Yo lo hubiese tirado pero mama no quiso,si algun dia vuelve a atacar..la culpa no sera mia..jaja
Brutal post y brutal reacción Eleniesca (de Elena) con su muñeco. Verdaderamente nadie está a salvo de traumas...y más aun de los muñecos.
ResponderEliminarEn mi caso el trauma es menos tétrico, pero igual de aterrador ¿A que me estoy refiriendo? Por supuesto AL TOSTADÓN QUE NO APETECE (más información proximamente).
Fuera ya de bromas, pronto intentaré seguir la estela de Nit y compartiré mis miedos más remotos con todos. ¡Un abrazo y enhorabuena por el post!
Muy bueno tu post, Nita, es cierto que el tema de los muñecos da siempre muy mal rollo, no hay más que recordar, en línea con el cuento de la muñeca de la modista, el libro de terror de "Arde, bruja, Arde", que papá también nos descubrió. El acohone que daba el relato era enorme, imaginándote al pequeño muñeco con cara diabólica, armado con una larga aguja y subiendo a tu cama, mientras tú dormías, para alancearte en el cuello.
ResponderEliminarPara identificar mis traumas, debo ahondar un poco en el subconsciente y os iré contando, lo que sí recuerdo de pequeño era que --atentos que es curioso--, me daba auténtico pánico que el agua del lavabo, o de la pila de la cocina, o de la bañera pudiera rebosar de sus recipientes, de modo que cuando se abría mucho el grifo y salía mucha agua, pensaba que ya no podría cerrarlo y que seguiría fluyendo agua hasta caer al piso... lo que me hacía salir corriendo, lleno de angustia y terror... Por qué? Qué extrañas y ocultas razones me impulsaban a sentir ese miedo absurdo ? Imposible saberlo.
Otro miedo o trauma, por supuesto, era el recurrente de tener un monstruo en el armario o, lo que es peor, debajo de la cama, miedos que solían solucionarse con la absurda medida de "taparte entero con las sábanas de la cama", lo que, de haber existido realmente el monstruo, habría sido ponérselo bien facilito.
En fin, me ha gustado mucho el tema y las ilustraciones, buen trabajo, Nita.
Ojo, es importante que NO TENGAMOS DEMASIADA PRISA EN PONER NUEVOS TEMAS O ENTRADAS, porque asó podemos saborear el contenido de cada uno y los comentarios de la gente en cada uno de estos magníficos posts.
Es lo que pasa cuando se tiene una imaginación desbordante y una afición tan grande a las cosas de miedo, vata grupito de frikis.
Ya veo que Lilith acaba de incorporar su entrada sobre traumas, así que vamos a tratar el tema traumas en profundidad.
Un abrazo a todos.
Tracktor
Dobleboca,tan absurdo es taparse con la sabana como gritar:Mamaaaaa ¿Acaso nuestra madre podria con un monstruo?
ResponderEliminarAdemas yo recuerdo que cuando tenia miedo me tapaba con la sabana hasta arriba y cuando ya no podia respirar pasaba al plan B,gritar mamaaa,lo peor es que si gritaba pensaba que el monstruo me iba a oir!!por lo que solo habia una oportunidad de gritar!!el plan C era armarse de valor y correr por el pasillo hasta la cama de los padres!!
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ResponderEliminarLas historias de temor narradas son dignas de aparecer recopiladas en un buen libro (tentado me teneis de coger papel y lápiz). Me encanta leerlas porque, a pesar de que protagonicen vuestras pesadillas, (me da mucha pena pensar en los gurilos Tracktor, Ele o Nita perseguidos por Muñecos macabros, Gremlims o monstruosas criaturas que moran en armarios) realmente me sirve para conocernos un poco mejor .
ResponderEliminarMi caso es muchísimo más aburrido. No he experimentado a un némesis que me asalte por las noches. He pasado mucho, muchísimo miedo con miles de cosas puntuales (películas, libros, historias narradas...) pero no solían reincidir, seguramente por el hecho de que rara vez recuerdo mis sueños.
En cualquier caso, si tuviese que elegir, me decantaría indudablemente por Pascow, el estudiante de muerto de Pet's sematary. ¿Por qué? os preguntareis.
Bien, he aquí mi historia.
Eran tiempos en los que Juanito y yo dormíamos en la misma habitación y en los que papá nos narrava las mejores historias de terror que jamás he oido. Como ya sabeis, el gen Espinosa es ineludible, por lo que disfrutábamos muchísimo de estos cuentos...hasta que llegó el día de Cementerio de animales.
Aquella noche, Tracktor nos achuchó mucho, nos hizo los golpes en los pies que nos volvían locos (un ritual primitivo consistente en dar palmaditas rítmicas en los pies tapaditos del niño, no pregunteis por qué, pero nos moríamos de gusto y de risa) y, finalmente, comenzó, a petición de su joven público, a relatarnos el cuento.
A pesar de que Tracktor, con gran habilidad, se encargaba de echar mil paños calientes a la historia en los momentos de tensión (Hace poco le vi hacerlo con Cris con frases como..."el terrible monstruo se acercó al chico y....¡ooh! ¡si al final eran los amigos del niño!") no pudo evitar que quedase completamente impresionado con la descripción del muerto que visita al Doctor Creed por la noche cuando está en la cama.
Hoy día no podría describir como me lo imaginaba, pero sí recuerdo dos cosas: estaba en descomposición y no se movía. Mi imaginación creaba cualquier sombra de la habitación en este monstruo observador, una cosa que me vigilaba mientras yo intentaba conciliar el sueño.
A diferencia de otras personas yo no padezco el miedo cuando sueño, simplemente el pavor me llena todo el cuerpo, por lo que soy incapaz de dormir durante un largo tiempo. Todavía recuerdo como veía (imaginaba) su mano cadavérica abriendo la frágil puerta de la habitación.
Como sería el tema, que años después me leí el libro y no me pareció nada terrorífico (ni que decir tiene que la peli tampoco). Una clara prueba de que la imaginación es la mejor creadora del miedo.
Para culminar diré que nunca un relato me ha hecho disfrutar y sufrir tanto a la vez. Y es que Stephen King puede ser un genio, pero nunca superará a Tracktor en lo que a contar una historia de miedo se refiere.
Diooooos !!!!! Paolín, muchas gracias por tus cariñosas palabras!!! me siento super halagado, no sabes lo bueno que es saber que has dejado huella en la mente infantil de tus hijos... me has alegrado el día.
ResponderEliminarClaro que, bien pensado y en el ambiente social actual de "protección al menor", de "lo políticamente correcto" y de acoso a los padres, bien podría ser que, si se entera el Defensor del Menor, me lleven preso por aterrorizar y torturar a mis hijos, al tiempo que me quiten la patria potestad de Cristinita, qué tiempos estos...
Muy buen aportación, Pao, que me ha encantado, claro, al menos ya puedo irme a la tumba sabiendo que dentro de muchos años tú les contarás tus nietos esta historia y, ya se sabe, las historias que perduran en el tiempo hacen perdurar a las personas que estuvieron implicadas en ellas... jooo, qué profundo, tio...
Besos
jajajja es cierto ke papa siempre ha contado muy bien las historias. ES UN GRAN NARRADOR
ResponderEliminarSin embargo, yo con la peor historia de miedo ke he pasado fue con la ke conto mi madre... sobre ke el diablo se la llevava a cambio de ke yo volviera con la familia creo ke desde ese momento siempre he sentido cierta culpavilidad XDDDDDDDDDDDDDDDDD. De todas maneras nosotros siempre somos los ke acabamos sientiendo miedo por algo al imaginarlo...
A mí me ha encantado lo del "ritual primitivo", (me siento cavernícola) yo también les hacía a los míos lo de las palmadas en los pies. Es verdad que en la familia es un auténtico ritual. Elenita lo llamaba "el pataleo" y como se me olvidara alguna noche me llamaban "mamaaaa,el pataleo!!!!!".También era costumbre lo de inventar historias pero yo procuraba que no fueran de miedo porque entonces me daban la noche.Me acuerdo de un día que habían puesto "El exorcista" en la tele (ya eran más mayores) y Guillo se dedicó a asustar a las niñas, pero cuando ya les mandamos callar, al poco, se cayó una cosa en la oscuridad y se pusieron todos a gritar. ¡Hasta yo me cag...! ¡No me atrevía a levantarme!. Es que lo que por el día no te asusta, por la noche impone.
ResponderEliminarJaja,lo del exorcista fue muy gracioso,uge se paso un buen rato dandonos sustos,pero cuando se cayo la cosa en la oscuridad(que era una bolsa)gritamos:ugeeee y uge desde su cuarto dijo:que pasa???entonces claro no habia sido uge!!!y nos cagamos!!jaja!!
ResponderEliminarOoooooh...el pataleooo,que agradableee,me encanta lo de ritual primitivo jajaja
Ya no me acordaba de "Arde, bruja, arde". Yo creo que mi subconsciente lo había borrado del miedo que me daba. Indagando en la red, he visto que es una novela de Abraham Merritt. Papá nos la contaba cuando éramos pequeños (un momento, acabo de descubrir que el frikerío nos viene de papá) y hay que ver que cague daba lo de los muñecos. La verdad es que es estupendo que tus padres te abran las puertas del mundo de la imaginación, ya nunca se cerrarán para ti (solo que te volverás rarito y los demás te mirarán como a un extraterrestre, pero nada más). Cuando vi Big Fish me sentí bastante identificada, es una suerte tener unos padres poco convencionales en ese sentido, en nuestro caso indudablemente lo era papá.
ResponderEliminarHay que ver lo que nos estamos ahorrando en psicólogos con esto del blog, je, je.